La mía es una compañía
silenciosa
es la tarde
la casa oscurece.
Bailamos
pasa el tiempo.
Afuera el roble
está color fuego pero
más rojo
y por detrás
hay otro árbol que no
identifico
y me molesta que eso
pase.
Giro por la sala
No necesito mucho más ahora
Nos movemos
dejando el espacio
necesario para no chocar
Hay cortinas tejidas en
un punto difícil.
Denso y difícil,
y a la vez tienen una
transparencia
que muestra todo lo de
afuera recortado.
El sol ilumina de un
modo preciso
a los movimientos que importan
a tu remera celeste
y a la montaña que lleva
impresa
en línea fina y negra.
Doy otra vez con el
roble fuego
y no distingo la especie
de atrás
y eso me vuelve a
molestar.
Pareces un chico sin
tiempo
yo sé que estás solo y quebrado
y que la casa está
vacía.
Que entrás en la fase
oscura del metabolismo,
ese que se repite
incansablemente
para dar el resultado
esperado
y volver a comenzar.
Es momento de irse.
Ahora se suspenden
las partículas de polvo
que al atardecer
el sol las vuelve rosas
y brillantes.
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