domingo, 26 de junio de 2016

La mía es una compañía silenciosa
es la tarde
la casa oscurece.
Bailamos
pasa el tiempo.
Afuera el roble
está color fuego pero más rojo
y por detrás
hay otro árbol que no identifico
y me molesta que eso pase.
Giro por la sala
No necesito mucho más ahora
Nos movemos
dejando el espacio necesario para no chocar
Hay cortinas tejidas en un punto difícil.
Denso y difícil,
y a la vez tienen una transparencia
que muestra todo lo de afuera recortado.
El sol ilumina de un modo preciso
a los movimientos que importan
a tu remera celeste
y a la montaña que lleva impresa
en línea fina y negra.  
Doy otra vez con el roble fuego
y no distingo la especie de atrás
y eso me vuelve a molestar.
Pareces un chico sin tiempo
yo sé que estás solo y quebrado
y que la casa está vacía.
Que entrás en la fase oscura del metabolismo,
ese que se repite incansablemente
para dar el resultado esperado
y volver a comenzar.
Es momento de irse.
Ahora se suspenden
las partículas de polvo que al atardecer

el sol las vuelve rosas y brillantes.

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