jueves, 4 de septiembre de 2008

Ahora descansa en esa cama que absorbe su energía para agruparla por colores y devolverla a su cuerpo, cuando esté listo, su cuerpo. Ese que deambulaba hoy por la casa, pesadamente, anunciando caída, desmayo. Mientras vos y yo, en la cocina, más el humo de tu cigarrillo, más el gesto de mi mano, más el palto que crece tan erguido, más las paredes recién pintadas, más la luz del mediodía entrando; y cuando ella deambulaba y yo la miraba, vos me contabas de aquél chico, algo poco relevante
y flotando
susurrando
las palabras entraron y se quedaron ahí
esperando su turno, tanto, que se aquietaron.
Mis ideas se fueron a no sé dónde.
Un vidrio roto
y luces.

1 comentario:

Pol Nada dijo...

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